0 comentarios
10 ideas clave para mejorar la comunicación en situaciones de discapacidad.

Este post incide un poco más en un tema recurrente en este blog: la comunicación en situaciones de discapacidad. Y no podía ser de otra manera. La comunicación, el encuentro con el otro, el intercambio de emociones, ideas y sentimientos es la sal de la vida; sin la comunicación no habría vida humana, y en caso de haberla, sería totalmente inerte y sin sentido.

Vuelvo a redundar en este tema porque es crucial en las relaciones con personas que se encuentran en situaciones de discapacidad. Según voy peinando más canas, voy también descubriendo que la madre del cordero es la comunicación; el principal caballo de batalla que se encuentra cualquier persona que se adentra en este ámbito humano.

La comunicación es uno de los pilares en los que se asienta la participación; ya lo hemos dicho por activa y por pasiva: si no te muestras, si no te haces visible, si no te comunicas, no existes; no se ven tus necesidades, no se puede apreciar tu estilo de vida ni tus inquietudes. Participar es clave para poder tener al menos la oportunidad de disfrutar una vida digna y feliz; y comunicarse es clave para lograr esa participación que te permite intercambiar con el otro. Y así llegamos a uno de los nudos gordianos más difíciles de desanudar: no hay participación porque no hay comunicación, no hay comunicación porque no hay participación.

He conocido a muchas personas, generalmente jóvenes, con grandes limitaciones en su arquitectura corporal, psicológica y fisiológica; a veces, verdaderos cuerpos infradotados en lo que se refiere a lo que entendemos por un cuerpo sano y completo, para entendernos. Pero ni uno solo de ellos ha dejado de manifestar emociones, sensaciones y sentimientos. A su manera, de aquella manera, de acuerdo, pero comunicación constante y sonante. Para mí esa ha sido siempre la palanca que me ha movido a indagar y escrutar hasta el último resquicio las posibilidades de comunicación con todas estas personas.

Desde el punto de vista profesional, los que nos dedicamos a este vasto campo de la vida humana, sabemos que toda comunicación, por muy tosca que ésta sea, lleva impregnada siempre, en clave negativa o positiva, una carga emocional. Nuestra tarea, entre otras, consiste no sólo en saber interpretar esas emociones comunicadas, sino en incrementar las habilidades y herramientas para que esa comunicación sea cada vez mejor, más fluida y completa. Debemos convertirnos en creadores de sentimientos positivos, provocadores de actitudes positivas, animadores de ilusiones por hacer nuevas cosas.

El lenguaje corporal es una herramienta muy potente y más aún en aquellas personas que carecen de lenguaje verbal; en ausencia de otros recursos expresivos, la expresión facial se convierte en una potente herramienta para la comunicación. La mirada es una vía de comunicación bestial, maravillosa, porque muchas veces puede suplir perfectamente a todos los demás medios de comunicación juntos. Mis amigos con lesiones cerebrales me han enseñado muy bien cómo este recurso comunicativo es imprescindible para expresar y sentir desde lo más hondo de su ser.

También me han enseñado que la imaginación es más grande que la realidad entera. Con ella podemos crear formas inimaginables de comunicarnos, de fluir e influir e nuestras emociones y sentimientos, de poder crecer y progresar juntos en la vida. Esa es, quizás, las más apasionante aventura en nuestras relaciones personales. No olvidemos nunca que en cuanto a la expresividad y la comunicación, nuestro interlocutor en situación de discapacidad siempre posee más recursos que los que él mismo cree poseer y muchos más aún de los que nosotros le presuponemos.


 
;