La importancia del lenguaje y la comunicación para la participación.

En la presentación que he preparado he intentado volcar uno de los aspectos que me parecen más relevantes en el ámbito de las personas en situación de discapacidad que luchan cada día por lograr su más plena integración social: la comunicación. Sin ella, la participación se limita a una mera presencia testimonial en la vida social, lo cual es una realidad muy cruel y que lleva aparejada la sensación de no servir para nada o, cuando menos, que me dejan estar pero sin molestar.

El lenguaje no es neutral, con él marginamos o integramos, nos abrimos a los demás o nos cerramos. Las palabras llevan asociadas ideas y conceptos y en ellas se sustentan no pocos de nuestros valores y pensamientos. En el ámbito de la discapacidad muchas palabras y conceptos amachambrados socialemente durante decenios han generado actitudes y comportamientos poco edificantes y, casi siempre, perjudiciales para la que debería ser la natural integración de estas personas en su entorno social.

El lenguaje es uno de los primeros y mejores caminos para comenzar a mostrar una actitud abierta a todas las personas que luchan cada día por participar en una sociedad hostil y poco preparada para atender todas sus necesidades vitales. A partir del lenguaje podemos reinventar una nueva forma de relación y participación social; eliminemos ya esos conceptos toscos y poco respetuosos de toda la vida por otros tan sencillos como llamar a cada persona por su nombre y lo que es más importante de forma natural y espontánea. Las palabras pueden hacer mucho daño, pero más aún el tono y el sentido con que se dicen.

Utilicemos la comunicación como una plataforma para el encuentro y la convergencia donde participar socialmente sea más fácil y asequible precisamente para los que más dificultades presentan. Os animo a intentarlo, sin paternalismos, sin ñoñerías, con espíritu abierto y crítico, sabiendo que podremos estar bien orgullosos de la sociedad de la que formamos parte si somos capaces de integrarnos todos y poder intentar al menos cumplir nuestros sueños. Cómo me gustan los versos de
María Narro:
No quiero más favores,
ni que me llenen de falsas flores,
quiero equivocarme y fracasar,
y luego, volver a empezar.

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