Integración social

5 pasos para la integración social.

Quiero compartir contigo esta consversación acerca de los pasos que, en mi opinión, se deberían seguir para lograr esa meta que supone la plena participación social de todas las personas, independientemente de sus capacidades y condiciones personales. Una reflexión que se sustenta en lo que he visto y experimentado en todos estos años en los que he tenido la suerte de compartir vivencias con muchas personas en situación de discapacidad que luchaban cada día por integrarse socialmente y poder beneficiarse de todos los servicios y actividades sociales propuestas para todos sus ciudadanos.

Paso primero. Superar los viejos conceptos y terminologías obsoletas.

Los viejos conceptos, términos peyorativos y prejuicios ancestrales que de forma persistente han perdurado a lo largo de los años, son ataduras que nos lega el pasado y la verdadera dificultad con la que nos encontramos no es tanto desarrollar nuevos conceptos e ideas cuanto liberarse de las viejas. Debemos ser capaces de desterrar esa imagen ancestral que tenemos de la persona con discapacidad como un individuo marginal, distinto, con problemas y limitaciones importantes, y mero receptor de ayudas, limosnas y beneficencia.
Paso segundo. Hacer visibles y valorar de forma objetiva las necesidades.

Es un tema recurrente que aparece en todas las conversaciones que he compartido contigo. Y no podía ser de otra manera. La mayoría de los desajustes y problemas de participación de muchas personas se resolverían de una manera sencilla y rápida si, simplemente, fuéramos capaces de conocer de forma objetiva y rigurosa las necesidades que plantea. Las necesidades hay que conocerlas y valorarlas, hacerlas visibles para que puedan ser atendidas: sólo así colocaremos el foco en lo verdaderamente importante y no perderemos el tiempo en filosofar sobre cuestiones cuasi metafísicas que no hacen sino retrasar la solución de los problemas plateados.

Paso tercero. Cambiar las actitudes y el trato con las personas en situación de discapacidad.

Es el paso más difícil, quizás, porque estamos planteando nada más y nada menos que un cambio de actitud personal ante un ámbito, el de la discapacidad, que desconocemos y nos plantea ciertos miedos y dudas; un cambio de actitud necesario y fundamental para que se pueda plantear una relación entre iguales que proponga soluciones a los problemas, que ofrezca posibilidades reales, objetivas y económicas a cada una de las limitaciones reales y objetivas que se dan en el concierto de las relaciones sociales, que aporte soluciones efectivas y recursos para superar todas las barreras y obstáculos que impiden una plena participación social.

Un cambio de actitud, en definitiva que nos permita tratar a las personas en situación de discapacidad valorando las capacidades que tiene, todas las cosas que puede hacer y lo que quiere hacer.

Paso cuarto. Fomentar la cooperación en la nueva Era de la Colaboración.
En el siglo XXI ya no podemos quedarnos cruzados de brazos simplemente expectantes ante lo que las organizaciones en el ámbito de la discapacidad son capaces de hacer. Necesitamos un nueva realidad social más participativa, abierta, transparente y verdaderamente centrada en la persona, capaz de ofrecer las mismas oportunidades de participación social, en relación con el consumo, la salud, el trabajo, la educación, la cultura, la formación profesional, la igualdad de trato y la protección social. En la Era de la Colaboración se impone un nuevo paradigma de participación en el que todos estamos comprometidos con una sociedad más justa, inclusiva y capaz de ofrecer a todos sus ciudadanos las mismas oportunidades para vivir la vida de la forma más autónoma e independiente posible.

Paso quinto. Remar todos en la misma dirección y, a ser posible, desde la misma orilla.

Debemos trabajar todos en la construcción de un futuro humano que respete y tenga en cuenta todas las circunstancias individuales, con un enfoque más justo y prosocial que trata no de eliminar las diferencias, sino de aceptar su existencia como un elemento de valor social, capaz de gestionar la diversidad humana, de arbitrar recursos económicos y sociales que garanticen a cada persona su independencia y libertad.

Un constructo social en el que todos puedan participar en pie de igualdad, creando y compartiendo unas nuevas relaciones sociales basadas en la confianza y el respeto a las diferencias. Es preciso que no sigamos tejiendo el mito de la discapacidad; es una necesidad y una realidad que se merecen todas las personas en situación de discapacidad, que nos merecemos todos.

1 comentario:

el vecino del lado dijo...

Hola nuevamente, continuando con el correo anterior (uso del contenido de tu blog) quiero hacer uso de los 5 pasos megustaria que miraras la pagina y el enlace espero tus comentarios y sugerencias
Saludo accesible
Giovanni
www.discapacidadsinfronteras.com

 
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