10 razones para un deporte para todos


10 razones para un deporte para personas en situación de discapacidad.


1. La persona con discapacidad es primero y ante todo persona.

Por tanto, como una persona más, tiene todo el derecho del mundo a un deporte coherente con sus necesidades, expectativas e intereses personales. Hablamos de situación de discapacidad porque entendemos el déficit como un rasgo importante, pero sólo uno mas de la persona, que, en modo alguno, debe condicionar su pleno desarrollo personal. Haciendo deporte se hace la vida...., y es en este importante ámbito de las relaciones sociales donde cada deportista tiene la oportunidad de confrontar sus competencias, características y expectativas. La situación de discapacidad no sólo no es un freno o barrera para practicar deporte sino que, muy al contrario, se podría decir que es un motivo más e importante para practicarlo. Haciendo deporte se vive la vida..., se relaciona uno con los demás, se afrontan nuevos retos y se satisfacen demandas emergentes de los distintos ámbitos de la personalidad. Por el deporte uno se descubre a sí mismo un poco más, destapa y reconduce sus emociones más íntimas y aprende valores tales como la superación, el esfuerzo, la disciplina y la higiene mental y física. Haciendo deporte se engancha uno a la vida.... Como una persona más necesita desde los primeros años un contexto apropiado y unas oportunidades de práctica y aprendizaje que le permitan desarrollar al máximo sus habilidades motrices y competencias físicas.

2. Hace visible la situación de discapacidad y las necesidades que de ella se derivan.

Cuando uno observa a muchas personas haciendo deporte se da cuenta enseguida de que todos nos manejamos de formas diversas, tenemos distintas aptitudes para ciertas tareas y, también, dificultades para otras. Estas evidentes diferencias individuales, en cuanto a aptitudes personales y nivel de autonomía personal, hacen que cada uno de nosotros tengamos diferentes niveles de funcionamiento. También es objetivamente constatable que todos somos susceptibles de necesitar alguna ayuda a lo largo de nuestra existencia. ¿Existe alguna persona que no haya tenido necesidad de algo o de alguien en ningún momento de su vida? La necesidad como tal hay que conocerla para valorarla, hacerla visible para que se tenga en cuenta; las necesidades, siempre, deben vincularse con propuestas que las satisfagan, valorando su evolución y aprovechando en cada momento los avances tecnológicos. Gracias al deporte y a la competición de alto nivel, por qué no decirlo, la sociedad ha tenido la oportunidad de descubrir y conocer mejor las necesidades de muchas personas en situación de discapacidad que de otra manera hubieran quedado ocultas y desconocidas. De esta manera, se abre una nueva vía para concienciar a la sociedad y abocarla a unas actitudes más abiertas e inclusivas que permitan a todas las personas las mismas oportunidades y derechos fundamentales.

3. Incrementa el grado de autonomía personal.
Si hay una premisa que se cumple en todos los casos de personas en situación de discapacidad es que todos desean alcanzar y disfrutar el mayor grado posible de autonomía personal. Ser autónomo se traduce en independencia, libertad de movimientos, capacidad de decisión y disfrute de la vida como cada uno quiere. Haciendo deporte, a través de la actividad física, uno gana en competencia motriz desde una perspectiva funcional, y eso es precisamente lo que todos necesitamos y anhelamos. Cuando a través de la práctica deportiva y del entrenamiento mejoramos nuestros parámetros del movimiento, estamos mejorando nuestra inteligencia corporal-cinestésica (Gradner) que nos permite desarrollar habilidades a partir del uso inteligente de nuestro cuerpo o las partes que en él están habilitadas. ¿Hay algo más bonito que poder ir o venir, salir o entrar, hacerlo o no, preferir esto en vez de aquello, compartirlo con éste o con aquél, de forma independiente y libre?. Hacer deporte, aprender implica cambiar, orientarse hacia el aprendizaje de nuevas habilidades que me van a permitir mejorar mis prestaciones de movimiento y, por tanto, me proporcionarán más posibilidades de autonomía e independencia de los demás.

4. Mejora las funciones motrices y psicomotrices.

En situaciones de discapacidad a causa de limitaciones funcionales más o menos importantes, la necesidad de mejorar las propias funciones motrices y psicomotrices se convierte en esencial para lograr la máxima autonomía personal. El cuerpo es el instrumento fundamental para movernos por el mundo, para relacionarnos, y satisfacer nuestras ilusiones y expectativas. Ser y sentirse competente con el cuerpo y al moverse son dos premisas elementales para cada persona, que condicionan sobremanera nuestra independencia de los demás. Correr, saltar, lanzar, golpear, girar, rodar, atrapar, patinar, sentarse, colgarse, son elementos esenciales en el ámbito de la coordinación motriz, que nos permitirá con el aprendizaje y la experimentación adquirir nuevos patrones de movimiento y, posteriormente, habilidades y destrezas más y más complejas. El desarrollo del equilibrio, control de la postura y de los desplazamientos es para muchas personas en situación de desventaja física elemento central en su empeño por lograr una mayor autonomía personal. Desde esta perspectiva, cada cual, de acuerdo a sus potenciales y capacidades personales presentes tiene la oportunidad de mejorarlas a través del deporte y sacar el máximo provecho a sus cada vez más desarrolladas competencias motrices.

5. Incrementa el nivel de autoestima y una mejor imagen de sí mismo.

No parece existir duda alguna sobre el hecho de que un buen rendimiento hace que se tenga una mejor imagen. Cuando avanzamos en la consecución de nuevos logros de competencia motriz nos sentimos más capaces y la sensación de lograr nuevos retos nos hace sentir más competentes e independientes. En este punto, la motivación intrínseca, es decir, los motivos que nacen dentro, es fundamental, ya que lo que se experimenta es que uno mejora sus competencias y eso le permite ser más autónomo. Se trata de establecer una especie de pez que se muerde la cola: haciendo deporte mejoro mis prestaciones corporales y eso me motiva para seguir mejorando; trabajo constante y motivación intrínseca son las dos ruedas del molino que giran una alrededor de la otra sin parar. Mejorar la imagen de uno mismo es importante y permite incrementar la autoestima para afrontar los retos de la vida en mejor disposición y con un punto mayor de humor y satisfacción personal.

6. Prepara y abre campos en las relaciones sociales.

No cabe duda de que el deporte nos permite satisfacer la necesidad de desarrollarnos en los ámbitos cognitivo, motor, afectivo y social. En estos últimos, afectivo y social, la necesidad de ser valorado -sin paternalismos- se convierte en elemento central. Hay quien defiende que mejor unas relaciones sociales aunque sean de manera paternalista y proteccionista que quedarse en casa. Yo conozco muchas personas en situación de discapacidad que lo tienen muy claro: mejor quedarse en casa sólo que mejor acompañado. Las relaciones sociales deben ser naturales, capaces de ofrecer a cada cual de comportarse de acuerdo con sus necesidades y expectativas vitales. Es preferible no perder el tiempo esperando que alguien venga a ofrecerte algo; no simules la realidad; es mucho mejor crearla y experimentar con ella en función de las características y necesidades de cada cual. Haciendo deporte descubrimos y conocemos de primera mano los valores que constituyen el núcleo de la condición humana: la igualdad, la solidaridad, el respeto a la diversidad, la dignidad y la libertad individual. Ahora sólo nos falta aplicarlos y aplicárnoslos todos y cada uno de nosotros.

7. Permite la participación social y en la comunidad.

A través del deporte uno participa y se incluye en las mismas actividades en las que participan los demás vecinos, amigos y conocidos. Participar supone un plus de voluntad por intervenir, por adquirir y desarrollar un sentimiento de pertenencia a un colectivo del que cada uno nos sentimos ligados. Uno empieza simplemente haciendo deporte con, jugando con otros a, pero eso puede, si uno quiere, derivar en una mayor autoconfianza para intervenir en aspectos relevantes de la organización de las propias actividades, en el manejo de las relaciones sociales establecidas o en una implicación en el entorno social y sus problemas concretos con un sentido crítico. Cuando participa se implica, comparte el desarrollo equilibrado de lo emocional y lo relacional y se dispone de forma cooperativa a participar en la propuesta de nuevas formas de relación, mejora de la organización, búsqueda de nuevos materiales adaptados a las necesidades reales de los interesados, eliminación de barreras u obstáculos que pueden estar presentes en el entrono, etc.

8. Supone un reto personal de superación.

Qué duda cabe que el deporte supone un reto personal de superación. Cada cual marca la frontera de ese reto y las expectativas que quiere satisfacer. Aquí los importante es tener claro lo que se persigue, el objeto de las actividades elegidas y su relación con las necesidades que cada cual tiene planteadas. Mi experiencia personal me ha enseñado una y mil veces que las personas en situación de discapacidad que se han propuesto metas de mejora en sus prestaciones corporales a partir de déficits importantes, han trabajado de forma constante e ilusionada y han logrado superar miedos, situaciones de ansiedad, indefensión, sentimientos de frustración y bajo nivel de autoestima. Cuando uno está satisfecho de sus logros, se vuelve más y más activo, más alegre, curioso, participativo y atrevido. El deporte en su propia esencia es incompatible con sentimientos de pena, autodestrucción y desesperación, con sensaciones de desidia, desgana por hacer o por salir, con actitudes de sedentarismo televisivo, pasotismo corporal, etc. Muy al contrario, haciendo deporte se hace la vida y se experimentan y disfrutan todas esas ansias irrefrenables que todos tenemos por ser y por estar de la forma más independiente y libre posible.

9. Incrementar la autorregulación y control emocional.

Haciendo deporte se hace uno así mismo un poco más, se modela y se va pareciendo cada vez a esa imagen ideal que tenemos en la mente. Haciendo deporte, compitiendo y jugando, tenemos la oportunidad de descubrir, conocer y manejar las propias emociones; pero también de reconocer las emociones de los otros y manejar las relaciones en función de las mismas. Haciendo deporte uno desarrolla la capacidad de desarrollar habilidades para tener éxito al afrontar las demandas y situaciones que la propia actividad expone. Haciendo deporte uno tiene la oportunidad de aprender a respetarse y ser consciente de las propias capacidades y limitaciones. Haciendo deporte se desarrolla la empatía, la solidaridad y la cooperación. Uno es capaz de mejorar sus mecanismos de autorregulación y mostrarse en el grupo como un componente solvente y constructivo, fiable y confiable, afectuoso y afectivo, amistoso y amigo de la amistad.

Haciendo deporte se hace uno a sí mismo y se afianza la capacidad de sufrir situaciones estresantes y emociones fuertes sin venirse abajo y tirar la toalla; muy al contrario, uno aprende a afrontar esas situaciones de forma positiva, con optimismo y con la sensación de que se es capaz de salir adelante. El optimismo y el control de las emociones permiten mirar siempre el lado bueno de la vida, y en ese lado están las personas que son capaces de disfrutar y sentirse satisfechos con lo que la vida les ha dado, de disfrutarse consigo mismos y con los demás.

10. Accesibilidad al ámbito de la competición y la competitividad.

Ser competente y ser competitivo pueden ser las caras de una misma moneda. Ya hemos dicho que ser competente en el ámbito de lo corporal permite entre otras cosas disfrutar de más autonomía personal y libertad de movimientos. Ser competitivo supone un plus en ese corpus de competencias que le permiten a uno ser y estar en la vida; hacer deporte para contrastar las propias capacidades y confrontarlas como reto con los demás es una oportunidad para adentrarse en el proceloso mundo de sensaciones que se descubren a través de lo competitivo. Competir de forma deportiva y noble supone aceptar retos y desafíos que enriquecen sobremanera nuestras relaciones sociales; retos que tienen que ver con la superación se obstáculos y dificultades, con el afrontamiento de situaciones cambiantes y permutables que pueden poner en entredicho el propio control de las emociones. Todas las personas tienen que tener el derecho a disfrutar del deporte competitivo, recreativo, terapéutico y cualesquiera que vayan en la línea de satisfacer todas las necesidades y expectativas.

Además de todo lo anterior, quiero expresar mi más grande satisfacción cuando vi a mi amigo Manolo subirse al avión que le conducía a los Juegos Paraolímpicos a representar a España. Hace sólo unos años era un sueño: estaba poco menos que escondido en su casa, casi inmóvil e incomunicado con el mudo exterior; ahora lucía un chandal flamante que le había proporcionado la Federación y volaba con su grupo de amigos deportistas tras duros y maravillosos años de esfuerzo y entrenamiento que le han permitido codearse con la libertad y con la propia vida.

2 comentarios:

estoy_viva dijo...

Aparte que nos beneficia por ejemplo la natación a mover los músculos, fortalecernos, nos hace ser mas ligeros, nuestros movimientos no son tan torpes, se fomentan las relaciones sociales, creando que nos valoremos.
En definitiva ayuda en mucho el deporte, un ejemplo es de las tres personas con discapacidad que realizaron un expedición a la Antártica, ejemplo para muchas personas que tienen su autoestima muy baja, leer estas hazañas ayuda muchisimo a decir ...si ellos han podido, porque yo no.
Con cariño
Mari

María Narro dijo...

estoy escribiendo un proyecto de novela donde quiero 'denunciar' como se minusvalora el deporte que realiza la persona discapacitada.
Tocaré ese tema desde dentro y me interesa mucho tu blog, tu punto de vista.

un beso.

 
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